miércoles, 15 de septiembre de 2010

Bostezo

Un bostezo es la acción incontrolada de abrir la boca, con separación muy amplia de las mandíbulas, para realizar una inspiración profunda a la que sigue una espiración de algo menos de lo inhalado, con cierre final. Cuando se bosteza, además, se estiran los músculos faciales, se inclina la cabeza hacia atrás, se cierran o entornan los ojos, se lagrimea, se saliva, se abren las trompas de Eustaquio del oído medio y se realizan muchas otras, aunque imprecisas, acciones cardiovasculares, neuromusculares y respiratorias.
Es una acción común entre los animales vertebrados. Los mamíferos y la mayoría del resto de animales dotados de columna vertebral bostezan, incluyendo peces, serpientes, tortugas, cocodrilos y aves.
El bostezo constituye un ejemplo de lo que en los estudios clásicos de comportamiento animal (etología) se denomina pauta fija de acción, instintiva. No es un reflejo, una respuesta corta, rápida y proporcional a un simple estímulo, sino que, una vez que comienza, un bostezo debe continuar inevitablemente, como un estornudo.
El bostezo sigue su curso durante un promedio aproximado de seis segundos, pero su duración puede variar entre alrededor de tres segundos y medio y superar en mucho la media normal.
No se puede bostezar a medias: como toda pauta fija de acción, posee una intensidad característica, por cuya razón no se puede contener un bostezo
Los bostezos llegan en tandas y el intervalo entre bostezo y bostezo varía alrededor de 68 segundos[cita requerida]. No hay relación entre la frecuencia y la duración de los bostezos; producir bostezos cortos o largos no se compensa por bostezar con mayor o menor frecuencia.
Para la inspiración, al comienzo de un bostezo, y la espiración, a su término, no es necesario mantener libres las fosas nasales. Sí es esencial, sin embargo, la inhalación de aire por la boca y abrir completamente las mandíbulas.

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